Continuando con el concepto basado en los contrastes y superposición de influencias, Kostüme, la marca de Emiliano Blanco y Camila Milesi, presentó la colección número 32 en el marco de Designers BA. La cita fue en el Palacio Piccaluga, un palacete de estilo francés de principios del siglo XX en el centro de la ciudad de Buenos Aires, que sirvió como marco ideal para generar contraste con la colección de verano. Prendas geométricas, simples y monocromáticas dialogaron con un espacio clásico, elegante y recargado.
Los invitados podían recorrer en libertad -y de acuerdo a un recorrido no marcado, los pisos y los salones deshabitados del Palacio, y así descubrir en cada habitación distintas situaciones que narran las partes del imaginario Kostüme Verano 2017. Todas diferentes y en contraste una con la otra: instalaciones de video mapping, performances con modelos, música clásica y electrónica, y un desfile en loop permanente, fueron algunas de las situaciones que presentó la experiencia Kostüme. Hacia el final una fiesta sorpresa esperaba a los invitados y curiosos que entraban al lugar.
Contrast: a Kostüme Fashion Show marcó una idea de continuación con las propuestas anteriores de la marca, enmancipando al desfile de la pasarela tradicional para generar nuevos puntos de vista, en contacto con un espectador activo que decide qué y cuándo mirar, cerrando así el ciclo creativo.
Una idea que es bienvenida entre tanta pasarela que suele ser indistinta y sin sentido.
La colección está pensada a partir del contraste del clásico binomio blanco y negro según Kostüme, a la mezcla de estilos diurnos/nocturnos en una misma pieza, pasando por la superposición de tipologías femeninas y masculinas.
Influencias diversas y opuestas atraviesan el verano 2017: tipologías islámicas derivan en túnicas largas de algodón mezcladas con rayas ópticas. Prendas blandas, amplias y con vuelo se combinan con tipologías estructuradas y despojadas en seda. Anteojos de sol inspirados en la visión modernista y racional del arquitecto Le Corbusier conviven con prendas deconstruídas. Tejidos nobles como algodón, lino, poplin, gabardina y cuero, con procesos de reteñido y desgastado en algodón pima para generar prendas gastadas de impronta trashy.
En accesorios, el cuero es protagonista. Las slippers surgen como reinterpretación del calzado islámico, en cuero blanco en combinación con charol negro. Acompañan la línea de calzado dos botinetas de verano, una en versión sporty y otra en deconstrucción con recortes de cuero. Para hombre, una zapatilla en cuero mezcla lo deportivo con lo formal.
Collares, chokers, brazaletes y pulseras combinan cuero, metal y materiales sintéticos de estilo industrial con sogas de algodón que remiten al universo oriental. Se suma también la línea de anteojos de sol y ópticos creada en alianza con Vulk e inspiradas en la obra modernista del arquitecto suizo Le Corbusier.
Fotos Gentileza MassPR
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