La colección primavera-verano 2009-2010 de Cecilia Gadea encuentra inspiración en imágenes que muestran el lenguaje de viejos oficios artesanales como el bordado y la encuadernación. Los calados láser y los bordados de esta temporada –recursos distintivos de Cecilia– surgen de retículas donde se dibujan las matrices de bordados, rollos de papel agujereado, en los que se graban los programas de bordado, manuales de labores y otros elementos visuales propios de los oficios.
Las hojas apiladas del encuadernador esperando ser cosidas, la superposición de páginas de un libro en proceso de ser armado, la imagen del libro abierto, son todas imágenes que se conjugaron en la creación y desarrollo de la moldería de esta temporada.
Es una colección en la que los vestidos son la pieza destacada, en los que se generan juegos de superposiciones de telas livianas, ideales para el caluroso verano argentino, con combinaciones de materiales calados y bordados. La silueta es recta o levemente evasé, con aires retro. Los largos de las prendas son, esta vez, a la rodilla.
El desarrollo del proceso creativo de la colección comienza con la inspiración previa, la dedicada y paciente labor del artesano. La paleta de colores utilizada en esta temporada se centra en tonos celestes tornasolados, azules y verde limón, que se combinan con gris plata crudo y negro.
Un delicado y encantador trabajo de una de las diseñadoras argentinas que menos espacio le otorga la prensa de moda. Sería bueno que sus vestidos tuvieran más espacio en los editoriales de moda.
miércoles, 2 de septiembre de 2009
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