5 de julio, París, Francia. El Grand Palais se convirtió en eterna Place Vendôme, con Coco Chanel en la punta del obelisco en reemplazo de Napoleón.
Foto AFP/Getty Images
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El mega escenario del Grand Palais donde es habitual que Chanel presente sus colecciones se convirtió en la noche del martes en una réplica nocturna y brillante de la mítica Plaza Vendôme, con sus edificios con luces de neón en relieve contra el oscuro cielo y las estrellas de fondo, en el medio no podía faltar el famoso obelisco, en cuyo tope se encontraba un muñeco-robot de la señora Coco Chanel, en lugar de Napoleón I, quien erigió la columna en la plaza en honor a la batalla de Austerlitz.
Así, en medio de un set oscuro y con brillos hasta en el piso y en los asientos de los invitados, había que esforzarse y adivinar las formas a contratono para ver con claridad los looks de la colección Chanel Alta Costura que su diseñador Karl Lagerfeld llamó "Les Allures de Chanel".
Uno de los puntos que llamó la atención es la ausencia de joyas en los trajes y en las modelos, quizá reemplazadas por los sombreros; después todo lo esperado, los clásicos trajes en tweed -aquellos nacidos en los años veinte-, algunas flores, lentejuelas, plumas y volados, encajes y mucho mucho negro, gris y azul noche, y hasta algunos trajes en fucsia (un color más cercano a YSL).
Me encantó que sólo la modelo rusa Sasha Pivovarova (en el cuarto look) llevara las icónicas botas bicolor a la rodilla. Mis look elegidos son los últimos dos y la novia, a cargo de ¿la nueva preferida de Karl? la modelo que abrió y cerró el desfile Saskia de Brauw, con mangas largas y sombrero con plumas a mitad de cabeza. ¡Sensacional!
Fotos Pascal Le Segretain/Getty Images Europe; Chanel.com
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