martes, 30 de septiembre de 2014

Prada/ Colección primavera-verano 2015 - Milán Fashion Week



¿Por qué el mundo de la moda -leáse periodistas, editores, estilistas-, se volvió loco con la última colección de Prada, presentada en el marco de la Semana de la Moda de Milán? El secreto está en mirar de cerca y apreciar la riqueza y la reconstrucción de los materiales elegidos. “¿Por qué las personas se sienten atraídas por las antigüedades cada vez más?", comentó Miuccia Prada en el backstage. "Ese tipo de calidad, la habilidad del artesano, se va a perder. Quiero hacer mi parte".

Con un gran equipo de artesanos y costureros Miuccia pudo rescatar y reusar treinta tipo de brocados diferentes que datan del siglo XIX y los pasó por el filtro de la década del 60. ¿El resultado? Lo vemos mirando de cerca bien de cerca las prendas finales.

"Para mi, este Milán se trató de enfrentar el pasado y traer lo mejor de él hacia el presente. Por donde mires había algo de los 70s pasando, pero no me importó eso. Prada fue magnífico porque se trató acerca de todo lo que tenemos que aprender el pasado: celebrar y cultivar la vieja artesanía. No todo tiene que ser nuevo todo el tiempo. Versace fue honesto en su enfoque sin complicaciones de su propio patrimonio, simplificado en una especie de tómalo-o-déjalo. Y Fendi fue increíblemente valiente. El coraje de Karl Lagerfeld es basar una colección en la arquitectura fascista (y sus uniformes), y reconocer la belleza en eso fue un momento real." -Anders Christian Madsen, Fashion Features Editor de i-D Magazine.


En algún lugar al otro lado de una duna de arena ondulada, donde el sonido del mar viene desde más allá de la alfombra de felpa dorada, Miuccia Prada puso en escena la confrontación entre la belleza de la antigüedad y la demanda de simplicidad del presente.
Por un lado, intensas piezas de brocado que parecían como si hubieran sido encontradas en un viejo desván, su belleza y su trabajo a mano sigue siendo más o menos intacto, a excepción de las hojas de hilos deshilachados.
Por otro lado de esta lucha entre el sentido y la sensibilidad estuvieron los severos abrigos y vestidos, sus formas simples trazadas y retrazadas con pespuntes. Parecían una versión de la moda Arte Povera, mientras que los brocados sugirieron la grandeza del siglo XIX.

Toma el agua o el vino de Prada. Y obtendrá los mismos calcetines con una banda de flores en la pantorrilla y un zapato de tacón grueso. Pero como siempre con Prada - y este desfile fue ampliamente Miuccia en espíritu- nada es lo que parece.

"Es el trabajo irresistible de los artesanos, como la fabricación de lámparas de araña", dijo Prada en el backstage, explicando cómo había conseguido que los mejores artesanos italianos volvieran a trabajar y reinterpretar los brocados antiguos.

La lucha de Prada para alinear los opuestos ha sido uno de sus desafíos en curso de las últimas dos décadas. El rugido de emoción y aplausos mientras realizó un sorprendentemente generoso saludo final, demostró cuánto la respetan y admiran su coraje en la moda.

Lo que fue diferente en esta colección es su belleza histórica. No más de la estética fea, ni aún la nostalgia de tiempos pasados. No más conflictos hombres/mujeres, ya que todas las prendas fueron femeninos, sin pantalones, sólo una falda de brocado decorativo con un simple suéter.
En su lugar, Miuccia siguió su delirante deseo de preservar los conocimientos del pasado, pero siempre y para siempre seguir siendo relevante. -Suzy Menkes para Vogue UK.


"Quería revivir la belleza de las telas increíbles", dijo Miuccia Prada sobre la colección.


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