Como siempre, el contraste prevalece: los archivos se encuentran con ropa sport en un choque genial entre lo clásico y lo técnico, la sastrería y el flou, el mate y el brillo.
Las históricas formas redondeadas de Nina Ricci estallan como paracaídas en tejidos técnicos. El traje sastre icónico aparece envuelto de unas alas bordadas que cuelgan de la espalda. Elegantes pantalones y faldas, una vez desabrochados, recuerdan la fluidez de las colas de cometa y de las cintas. La colección llama a la valentía y a la autotrascendencia.
Los cuadros de sastrería chocan con los estampados de la ropa deportiva de neón de los patrones de las alas de las cometas y los paracaídas difuminados. Los clásicos colores negro, azul marino, beige y blanco son interceptados por atrevidos tonos de jacaranda, mostaza, mandarina, lima o turquesa, reproducidos en pañuelos de mohair estampados a mano en degradé. Los sombreros Cloche se convierten en cascos protectores. Los bolsos también apuestan por la practicidad: los bolsos tote alargados perpetúan los tejidos de la colección, mientras que las bolsas de cámara cruzadas se adaptan a los más aventureros.
Proporcionando equipamiento para manejarse en la vida cotidiana, esta creativa propuesta inicia el primer capítulo de una air(volución).
Fuente Puig Comunicación.
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