viernes, 21 de septiembre de 2007

Modelos eran las de antes...

























Claudia Schiffer
pateó el tablero, se sumó a lo que vengo diciendo desde hace tiempo y afirmó que no habrá más reconocimiento mundial para las supermodelos porque las estrellas pop y las actrices se están robando el centro de atención.

Según M&C, Claudia dijo que para ser una supermodelo se deben copar todas las portadas de revistas del mundo al mismo tiempo, para que entonces la gente pueda reconocerlas. “Eso se debe no sólo a que la industria de la publicidad está tomada en estos días por popstars y actrices. Las supermodelos como éramos nosotras, ya no existen más”.
En ese entonces cuando Claudia Schiffer, Naomi Campbell, Cindy Crawford, Elle MacPherson y Helena Christensen eran el centro de atención, los actores y las actrices no eran bellos. Eran talentosos. Las revistas buscaban modelos porque –honestamente- quién quiere ver a Joe Pesci o a Danny De Vito con una cereza deslizándose por su estómago.

Para Claudia hoy por hoy la única modelo que se acerca a lo que era una supermodelo es la brasileña Gisele Bundchen. Claudia agregó: “Su cara es bastante conocida, su nombre es reconocido –pero no se me viene a la mente ninguna otra chica que la gente pudiera reconocer en la calle”.
En el súmun de la fama, Claudia –que ahora tiene dos hijos, Caspar, de 4, y Clementine, de 2 años, con su marido Matthew Vaughn-, tenía que estar constantemente protegida por guardaespaldas. Schiffer señaló: "Me acuerdo cuando necesitaba cuatro guardaespaldas para salir del backstage de Chanel y llegar a mi auto. Y no era sólo yo. Pero ya no es más así”.

Claudia Schiffer y Stephanie Seymour son las protagonistas de las últimas campañas de Salvatore Ferragamo. En este caso la idea era redonda: contratar a las supermodelos de la década pasada para encarnar a las estrellas del cine italiano de los años sesenta.
En la campaña del "zapatero de las celebrities", las fotos recrean el film La Dolce Vita, de Federico Fellini. El famoso fotógrafo Mario Testino no reparó en pedir a la policía que cerrase al público la famosa Via Condotti de Roma -centro neurálgico de las compras más pecaminosas de Roma, próxima a la plaza España- con el fin de recrear el glamouroso ambiente de los bulliciosos sixties: aquellos maravillos años en los que las estrellas se convertían en verdaderas diosas rodeadas de paparazzi, curiosos, flashes, atractivos guardaespaldas y champán, sobre todo mucho champán.

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