domingo, 16 de febrero de 2014

¡Bienvenida Jennifer!

A partir de hoy le doy la bienvenida a Jennifer Micó, quien va a publicar sus propios artículos en este espacio. Desde ya que las opiniones y puntos de vista de Jennifer no representa necesariamente la opinión de este blog.    

Estas son las palabras con las que Jennifer eligió presentarse ante ustedes, los lectores:
"A todos, un día, nos llega "el momento". Un punto de inflexión a partir del cual nos animamos a usar pantalones ajustados, empezamos una rutina en el gimnasio, comemos durazno con su piel, aprendemos un idioma extranjero o nos atrevemos a responder el mensaje de la persona que nos gusta.
A mí me llegó el momento de tener un blog. El espacio que encontré para escribir con mayúsculas sobre esas minúsculas cotidianidades que se me cruzan en el camino. Se llama "El monoambiente de Palermo" y podés chusmearlo acá: http://www.elmonoambientedepalermo.com/"

-Ahora sí, su primer posteo:


UN MUNDO SIN JEANS

¿Qué pasaría si no hubiese más jeans? Lo primero que se me ocurre es que la mayoría de la población pasearía sus piernas desnudas.

Cuando tengo un largo trayecto hasta destino, juego un juego: elijo un patrón común entre la gente que camina por la calle y cuento la cantidad de individuos que lo tienen. A veces, puede ser un comportamiento -como mascar chicle, buscar algo en la cartera, mirarse de reojo en la vidriera, hablar por teléfono moviendo las manos. Pero cuando estoy cansada, la pauta suele ser algo más visible: un accesorio (piercing al lado de la boca, anteojos de sol con marcos ni negros ni metálicos, etc.) o una prenda determinada; voilà cómo surge la pregunta: ¿qué sería de nosotros si desapareciesen los jeans?


Todavía no tengo la respuesta correcta. Pero estuve pensando. Llegué a una serie de conclusiones ¡terroríficas! Sé que algunas personas preparan kits anti-zombie; luego de leer este informe, creo que muchas van a considerar incluir en ellos un par de vaqueros.


1. Tardaría mucho más en mis operaciones matutinas

Para muchos, comodín, en términos de moda, significa eso válido para cualquier ocasión (siempre y cuando los complementos elegidos sean más sobrios que aparatosos). Para mí, comodín es eso que me evita elegir: es el ambo del médico, el guardapolvo del escolar o el mameluco del mecánico. Sin ellos en las mañanas, todo sería más difícil:

entender los chistes que hacen los locutores de la radio
descifrar mensajes en el celular de mis amigos transnochadores
no olvidar llevar las llaves, la Sube, la billetera ni el calzado

2. Levi's sería una fábrica de pijamas

Primero para hombres, luego también para damas. En un momento, se me cruzó la idea de que en lugar de hacer jeans, la marca se dedicaría a las chancletas. Pero no. Lo de los pijamas suena más probable.

Me imagino una noche, bajando a buscar mi pedido, abro la puerta y el delivery dice:

"¡Oh! ¡Qué maravilloso camisón! ¿Es lo que yo pienso, un auténtico Levi's?"


3. El jogging lo reemplazaría

Una de las mayores incógnitas era el potencial heredero. Fue duro, pero de acuerdo con mis estadísticas, el jogging parece ser su sucesor. Las personas que no usan denim son:

1. abuelas con polleras (hay excepciones, como mi abuela Haydée)
2. fanáticos del deporte con shorts, calzas o pollera pantalón 24/7
3. oficinistas de lunes a jueves (los viernes tienen el casual day)
4. el copioso resto del grupo se define en joggings, grises preferiblemente.

La abuela Haydée usa jeans y microondas.


La coincidencia con el jean es que ambos son cómodos. La gran diferencia es que el primero es realmente versátil. Los atrevidos -siempre los hay- usan el jogging con la misma libertad que el jean: en el teatro, en los cumpleaños, en los restaurants con más de dos cuchillos por comensal, entre otras ocasiones similares.

4. Aumentaría el número de costureros aficionados frustrados

La relación que puede establecer el usuario con un jean puede alcanzar niveles fraternales. Por eso, cuando el jean muere (se rasga en zonas poco copadas, estalla o se mancha de forma insalvable), las personas más hábiles pueden practicar con el cadáver ejercicios de reencarnación. Así, hacen de su pantalón preferido, unas bermudas, un short, una pollera o una minifalda, dependiendo del daño en la tela y el grado exhibicionista de cada uno.

De suprimirse esta celebrada prenda, no habría más amateurs del Corte y Confección y se anularía el costado artístico de muchos.



5. El azul dejaría de ser el color universal

Tuve un profesor que además de trabajar en la universidad, participaba en un programa de TV los domingos al mediodía y era muy solicitado para estudios varios, como volar ida y vuelta sin bajar del avión de París a Hong Kong. Precisamente él fue convocado para diseñar una tarjeta de crédito color azul y para ello investigó la historia de este color. Lo que aprendí de su reseña es que básicamente todo lo importante a nivel mundial es azul: destacado el rol del jean, claro.

Es cierto que el mercado actual ofrece jeans en varios tonos (y con diferentes tipos de destrucción: rotos, gastados, salpicados, mordidos) pero uno fue el que se impuso: de ahí el nombre del blue jean.

Sin estos pantalones que visten piernas masivamente, ¿qué otro color podría influir los monocromos de Yves Klein?


 Ó, ¿el logo de la ONU?



Vimos que la pérdida de estos adorables pantaloncitos traería consecuencias en el placard y en demás esferas de la humanidad pero, ¿lamentaríamos igualmente la extinción de otros básicos preciosos?

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