Betiana Wolenberg, se recupera

Betiana Wolenberg es una joven modelo misionera que pertenece al staff de Pancho Dotto. Para reconocerla basta ver algunas publicidades gráficas como las de Kosiuko y Sweet Lady, por ejemplo.
El pasado 21 de octubre Betiana acababa de llegar de New York donde se encontraba trabajando cuando protagonizó un accidente que casi le cuesta la vida a ella y a su novio Santiago Rossi, quien manejaba el VW Bora, que despistó y volcó a la altura de Arrecifes. Minutos después fueron trasladados por la Guardia de Infantería de Pergamino para realizarles los primeros cuidados. Dos policías encontraron la mano de Rossi, que conservaron en hielo para poder reimplantársela en una clínica de Buenos Aires.
Sin embargo, la situación de Betiana parecía más complicada por lo que fue dirigida a terapia intensiva con asistencia respiratoria. Héctor Badia, el médico a cargo, informó en ese momento: "Está en terapia intensiva. Tiene un edema cerebral de leve a moderado, fractura de pelvis y una leve contunción pulmonar". Y agregó: "tiene asistencia respiratoria y coma farmacológico". Durante un mes permaneció en la Clínica Pergamino con pronóstico reservado hasta que la llevaron a la clínica de rehabilitación Ciarec de Buenos Aires, donde comenzó una nueva complicación. “Tuvo tres granulomas en la laringe y al último hizo estenosis, o sea que se le cerró la tráquea y ahí la llevamos al Hospital Italiano a las 23.30 de un sábado y estuvo internada en terapia”, recuerda su mamá, Gladis Krüger.
Luego de este nuevo cuadro clínico “tuve una cirugía por semana” dijo Betiana y recuerda que “la última fue la más jodida y el especialista en vías respiratorias me informó que podría haber complicaciones en los pulmones o debajo de las cuerdas vocales. Yo ni siquiera podía llorar porque me faltaba el aire así que aguantaba las ganas”.
El sitio territoriodigital.com se acercó a la casa de Betiana, en Picada Sueca (Alem), para saber más sobre su estado de salud pasados dos meses del accidente. Pueden leer la nota: acá.





Fotos: Horacio Ortiz